El próximo sábado, 23 de abril, en Catalunya celebramos el día de Sant Jordi y lo hacemos regalando libros y rosas. Es la fiesta de la literatura y el amor y me encanta pasear por las calles de la ciudad, repleta de libros y flores ese día . El post de hoy es un guiño a la palabra y el amor. ¡Feliz Sant Jordi amigos!
Acabo de terminar la lectura del libro Love 2.0, de Barbara Fredrickson, y he aprendido algunas cosas que me gustaría compartir y debatir con vosotros. La primera de ellas es que define al amor como micromomentos de resonancia positiva.
Resulta que, para Fredrickson, el amor…
No es eterno, ni tampoco incondicional…
El amor no es un romance, no es el deseo sexual ni ese lazo especial que sientes por tu familia o pareja. Pero no queda ahí, lo más perturbador es que no es duradero ni incondicional. El amor, tal como lo experimenta tu cuerpo, es un micromomento de conexión que compartes con otra persona. Sin más, así de simple. Dejadme que, en este punto, discrepe de lo que propone la autora. Según la definición de la RAE de «eterno» parecería que no es eterno (o al menos puede no serlo). Pero estoy totalmente convencida que puede ser incondicional: sin condiciones y sin restricciones. En ausencia del miedo, el amor puede convertirse en incondicional. Como muchas otras cosas en la vida.
Puede haber conexiones con cualquier persona…
Vivimos solo “amando” a nuestros seres más queridos pero, cuando solo clasificas a tu círculo más íntimo de familiares y amigos como tus seres queridos, sin darte cuenta, restringes tus oportunidades de encontrar salud, crecimiento y bienestar.
En realidad, puedes experimentar micromomentos de conexión con cualquier persona, ya sea tu alma gemela o un desconocido. Mientras te sientas seguro y puedas establecer la conexión correcta, existen las condiciones necesarias para experimentar amor. La salud y el amor van siempre unidos, son una bonita pareja.
No pertenece a una sola persona…
Tendemos a pensar que los sentimientos son eventos privados, confinados a la mente y a la piel de una sola persona.
Existe la evidencia, según la autora, de que cuando realmente estableces una conexión con alguien más, entre ambos emerge una sincronía perceptible (aunque sea solo momentánea). Los gestos, las reacciones bioquímicas y hasta las conexiones neuronales de ambos se imitan unas a otras siguiendo un patrón al que podríamos denominar resonancia positiva.
El amor es una oleada biológica de buenos sentimientos e interés mutuo que transita entre dos o más cerebros y cuerpos al mismo tiempo.
El contacto visual es la puerta de entrada al amor…
Tu cuerpo tiene la capacidad intrínseca, aunque no seas consciente mentalmente de ello, de “atrapar” los sentimientos de quienes te rodean, lo que hace que tus posibilidades de sentir amor sean casi ilimitadas.
Me parece muy esperanzador pero, para que sea posible, creo que es necesario e imprescindible el contacto visual con la otra persona porque unir las miradas, que no deja de ser una gran habilidad natural, es la clave para la sincronía neural.
Aumenta la longevidad…
Décadas de investigaciones demuestran que las personas que tienen más conexiones sociales viven más sanas durante más tiempo. Sin embargo, el efecto preciso que tienen los lazos sociales sobre la salud sigue siendo uno de los grandes misterios de la ciencia.
Barbara y su equipo de investigación asignó a un grupo de personas al azar a que aprendieran formas de crear más micromomentos de amor en la vida diaria y descubrieron que mejoraron de forma duradera el funcionamiento del nervio vago, una vía que conecta el cerebro con el corazón.
Este descubrimiento nos da una nueva evidencia para comprobar que los micromomentos de amor sirven como nutrientes para la salud.
Tus células reflejan experiencias pasadas…
Con demasiada frecuencia nos llega el mensaje de que las probabilidades futuras en el amor dependen del ADN. Pero la forma en la que tus genes se expresan a nivel celular depende de muchos factores, incluso de factores como pensar que estás socialmente conectado o que eres un solitario empedernido.
Parece, según las investigaciones, que la gente que construye más micromomentos de amor en la vida diaria también desarrolla células inmunológicas más sanas.
Pequeños momentos y grandes frutos…
Puede parecer sorprendente que una experiencia que dura solo un micromomento pueda tener algún efecto duradero en tu salud y longevidad. Sin embargo, existe un círculo de retroalimentación, una espiral ascendente entre tu bienestar social y físico. Esto significa que tus micromomentos de amor no solo te hacen más sano sino que ser más sano fortalece tu capacidad para amar. Poco a poco, el amor engendra amor al mejorar tu salud, la salud engendra salud al mejorar tu capacidad de amar y así sucesivamente.
El amor y la compasión pueden ser lo mismo…
Este es el único punto del libro y de sus investigaciones que ya sabía. La compasión en mindfulness explica lo mismo cuando afirma que la compasión es el deseo de felicidad hacia otros, justo cuando el otro está sufriendo. La compasión es la forma que adopta el amor cuando hay sufrimiento. ¡Qué grande es el Mindfulness!
Así que el amor no va de positividad compartida. El amor no requiere que ignores o elimines la negatividad. Simplemente requiere que se agreguen a la mezcla algunos elementos de amabilidad, empatía o aprecio.
Un minuto de amor al día tiene grandes beneficios…
Las investigaciones más recientes ofrecen nuevas formas de estudiar nuestras interacciones. La gente a la que entrevistó Barbara para el libro, compartió con ella increíbles y conmovedoras historias acerca de cómo usaban los momentos de microconexión para hacer cambios radicales en su vida personal y laboral.
Una de las cosas más esperanzadoras es que cuando las personas se toman alrededor de un minuto cada día para pensar si se sienten conectadas con los demás, obtienen grandes beneficios.
Esto es algo que podemos empezar a hacer justo ahora, después de haber aprendido cómo funciona el amor.
Gemma Segura Virella
Barbara Fredrickson es profesora de psicología, posee la Distinción Kenan y es directora del Laboratorio de Emociones Positivas y Psicofisiología de la Universidad Chapel Hill en Carolina del Norte.
El amor al igual que la felicidad no es algo que nos tengamos que ganar sino que es una elección, tanto para darlo como para recibirlo. Toda la compasión que generes te será devuelta con creces.
Tenemos que hacernos cada mañanaa reflexión de que tenemos un día «vacío» por delante que tenemos que llenar de amor hacia los demás.
Mañana busco ese libro que parece interesantísimo!
Un abrazo lleno de amor querida Gemma
Un día repleto de espacio y tiempo para rellenar de amor, hacia uno mismo, hacia la vida y hacia los demás. Esa es la magia de la vida Alvaro. Cuando entremos en las puertas del cielo nos harán una bonita pregunta: ¿Cuánto amor has dado? 🙂
Abrazos llenos de amor también para ti amigo!
Genial !!! Sin palabras, solo AMOR. Cuanto tenemos que aprender !
Aprender desde el amor! bonito Eugènia! Abrazos!