Convertirse en mariposa

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Por Gemma Segura

25 de junio de 2015

Un estudiante de biología estaba en el laboratorio con su profesor. Analizaban el proceso por el que los gusanos de seda se convierten en mariposas. Diez capullos habían empezado a romperse y, poco a poco, se iban abriendo.

Cuando quedaban tres capullos por romperse, el profesor le dice al alumno:

– Tengo una reunión, te dejo aquí para que los vigiles, yo vuelvo en menos de una hora.

Minutos después, se abre un capullo más y la mariposa sale volando. Luego, otro capullo se abre y otra mariposa sale de su interior. Pasa media hora y el último capullo aún no se había abierto.

El alumno empieza a preocuparse: vendrá el profesor y este capullo aún sin romperse, va a pensar que he hecho algo, reflexiona, así que coge un cúter y le hace un pequeño corte al capullo para ayudarlo. La mariposa despliega las alas, arranca a correr pero es incapaz de levantarlas… y no puede volar.

A ver si le habré cortado un nervio… se preocupa.

Poco después, llega el profesor y le pregunta cómo ha ido. Y el alumno responde:

– Bueno, bien, sí… todos los capullos han salido… menos este, que no vuela.

¿Ha ido todo normal? – Pregunta el profesor.

Bueno, nada malo, al contrario, le he ayudado un poco a romper el capullo porque pensé que la mariposa podría morir si no intervenía… pero tal vez le he roto un nervio o un ala…

– No le has roto un ala, pero la has dejado inútil de por vida. Porque la mariposa, gracias al esfuerzo que hace para romper el capullo, consigue que las alas se irriguen con sangre y pueda usarlas. Si no es ella la que rompe el capullo, ya no va a poder volar.

Esta apasionante historia tiene algunas enseñanzas difíciles de aceptar:

no podemos hacer el trabajo por los demás,

no podemos dejar que los demás hagan el trabajo por nosotros

y no podemos evitar el dolor y el esfuerzo.

Pero podemos observar y disfrutar de las mariposas 🙂

Gemma Segura Virella


 

6 Comentarios

  1. Y de donde nos viene esta forma de actuar? Porque nos pasa un poco a todos no? O solo a los proactivos? O solo a las mujeres? Aqui mi debate, aún no me he cruzado con un hombre que haya intentado hacer el trabajo por mi, pero si a mujeres.. no es un debate sobre sexos ni feminismo eee.. que quede claro.. solo tengo estas dudas..

    Besotes,

    Bly.

    Responder
    • Bly, nos pasa un poco a todos porque es una necesidad humana. Forma parte de nuestra experiencia de vida. Somos seres sociales y relacionales y creemos que si “ayudamos” a otras personas nos querrán más, nos necesitarán más y nos valorarán más. Pero es una necesidad personal. Las mujeres, en general, somos más relacionales y comunicativas, las conexiones sociales las necesitamos y las valoramos…
      Abrazos!
      Gemma

      Responder
  2. Me quedo con que NO podemos hacer el trabajo de los demás…y muchas veces por agradar, sentirnos proactivos, justificar nuestra valía profesional…
    Me llegó

    Responder
    • Gracias Sandra! Como bien dices, muchas veces “nos metemos donde nadie nos llama” por una necesidad personal, más que para ayudar! 🙂
      Gemma

      Responder
  3. Y del resultado del esfuerzo y su proceso de superación 🙂

    Responder

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