Aunque dicen los científicos que el 40% de la felicidad deriva de las decisiones que tomamos, cuando el futuro no depende de nosotros, la única opción es recostarse y esperar a que las piezas se coloquen solas, antes de volver a coger las riendas y jugar la mejor mano posible con las cartas que hemos escogido. He descubierto que es muy agradable, en ocasiones, sentarse a ver la vida pasar. Sentarse y dejarse en paz.
La vida es un inmenso laboratorio para la atención, la sensibilidad, la admiración y la experiencia que nos permite reconocer en cada instante, por más precario y escaso que sea, la fantástica presencia.
Siento que la vida debe ser siempre sinónimo de libertad. Una libertad inmensa, de todo, de todo el mundo y de uno mismo, que requiere la comprensión de la interdependencia que nos cuesta tanto ver: entre micro y macro, cercano y lejano, dentro y fuera, nuestro y de los demás, actividad y reposo, silencio y palabra, quietud y gesto, inmovilidad y viaje, hambre y pan, ahora y después.
Nuestro día a día está repleto de momentos en los que hay que tomar decisiones, muchas decisiones. Pero a veces, una mala decisión puede convertirse en lo mejor que te ha pasado. Cuando más aprendemos es cuando erramos y un error puede enseñarnos más que todas las decisiones acertadas juntas para formarnos como persona, como dice Dale Carnegie en su libro Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida.
Dijo Carlos Castaneda en su libro Las enseñanzas de Don Juan que Todos los caminos son válidos. Pero debes tener siempre presente que un camino es solamente un camino, y si crees que no debes seguirlo, no has de permanecer en él bajo ningún pretexto.
Observar cada camino detallada y deliberadamente y hacerlo tantas veces como sea necesario. La vida es una forma de no dejar nunca de caminar, con la seguridad puesta en lo que tienes, atento a cada lugar por el que pasas y a cada persona con la que te encuentras.
Pero os animo a haceros una pregunta en cada uno de esos camino: ¿Ese camino tiene corazón?… Si lo tiene, el camino es bueno; si no, es inútil.
Los caminos nos puede llevar a un deseado destino o a ninguna parte, pero unos tienen corazón y otros no. Unos otorgan un viaje placentero, y te haces uno con ellos. Los otros te confunden y te arruinan la vida. Unos te hacen fuerte, los otros te debilitan. Lo único que vale la pena es recorrer caminos con corazón.
Se necesitan vías y guías que nos proporcionen esta convergencia entre sentidos y instantes para el camino, donde lo que algunos expertos llaman la “mística del instante” se entienda como una declaración de amor a la vida y un compromiso en la construcción de un futuro común y mejor.
Y la vida solo puede ser libre cuando incorporas en ella todo lo que eres desde el corazón. Como siempre, el complejo y frágil equilibrio es la clave: mirar con el oído, palpar con la mirada, saborear el legado espiritual. Quedarnos desnudos evidenciando nuestra humilde experiencia.
Gemma Segura Virella
Ojalá la humanidad entera tomase caminos con corazón, elegidos desde el amor y no desde el miedo. Sería otro mundo distinto, mucha mas amable. A menudo tomamos decisiones desde el miedo sin darnos cuenta de que son caminos que nos llevan a una u otra forma a de fracaso.
Gracias por tu post, me encanta. Un beso
Estimada Gemma ❤💙💚💛💜 ets sintonia pura !!!!
Gracies per enviar el “missatge” i la reflexio en el moment en que la meva ment el necesitava sentir …. 😀🌟👍….
Avui t’asseguro que son sàvies paraules que trascendeixen més enllà de la reflexió directa de la realitat !!! Pero que es on hi ha la resposta a tot… 🌠…Et felicito per saber-nos transmetre tota aquesta reflexio tant complexe pero a la vegada tant simple sobre com “caminar per la Vida”.
Una abraçada !!! 🙅🙅
Jordina !!!
Estimada Jordina! Moltes gràcies per les teves paraules. M’alegro que el missatge del post t’hagi ajudat en allò que necessites i rebo les teves felicitacions i reconeixement amb amor i agraïment.
Gràcies, gràcies, gràcies!
Abraçades i seguim connectades 😉