Aprender a vivir

j

Por Gemma Segura

28 de marzo de 2018

Alejandro Jadad, doctor en Medicina y Filosofía colombiano-canadiense explica en alguna de las muchas entrevistas que le han realizado que cuando cumplió 50 tuvo una ceremonia privada con su familia nuclear. Después de los 15 minutos encerrado en el ataúd, su familia lo abrió y le ayudó a salir. Dice que fue maravilloso y decidió que a partir de ese momento se arrojaría al mundo como un ser auténtico, consciente de su muerte y dispuesto a explorar todas las posibilidades para vivir plenamente. Desde entonces divide el tiempo en el que está despierto en periodos de una hora que él los llama unidades de vida, en las que acepta la invitación a imaginar que un ser con poderes mágicos nos ofrece la oportunidad de repetir la vida un número infinito de veces, sin poder cambiar nada, por pequeño que sea. Esto, lo hace para darse cuenta de que sería horrible repetir infinitamente lo que ya hemos vivido.

Me surgen algunas preguntas siguiendo la teoría de Jadad, estoy leyendo su libro El festín de nuestra vida, para ver si resuelvo algunas de ellas:

¿Qué significa vivir? ¿Es posible aprender a vivir, o aprender cómo vivir? Según Jadad el tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos es el único tiempo que vivimos. Dedicamos tiempo a hacer cosas que no queremos hacer y eso conlleva desperdiciar el tiempo. Si sumamos las horas que dedicamos a hacer aquello que no queremos hacer, o aquello que ni siquiera sabemos si queremos hacer porque ni nos lo preguntamos ¿cuánto tiempo vivimos? Si vivimos poco tiempo ¿qué hacemos el resto de tiempo?

¿Aprender a morir es la mejor forma de aprender a vivir? ¿Aprender a morir significaría el final de nuestra capacidad para reconocernos como seres y dejar de percibir lo que pensamos, lo que sentimos y lo que experimentamos? La muerte, entonces ¿es una forma de dejar de escuchar nuestra voz interior? ¿La muerte sería entonces una forma de dejar de sentir y la vida una forma de comprender lo que ello significa? ¿Es ese el mido que tenemos ante la muerte, el de dejar de ser conscientes de lo que somos? ¿Es entonces el sentido de la vida una percepción que nos debería arrojar a vivir una vida plena, llena de amor y de disfrute máximo? ¿Solo aprendiendo a morir se puede vivir real, plena y libremente?

Jadad lidera la Iniciativa Global para una Buena Muerte, que busca determinar las condiciones mínimas que todo ser humano debe tener en los últimos momentos de su vida. Han identificado diez condiciones fundamentales de una buena muerte, independientemente de la cultura, de las creencias o de las condiciones socioeconómicas. Son las siguientes

  • Morir en el sitio que la gente prefiera.
  • Tener autonomía sobre las decisiones médicas.
  • Tener la posibilidad del suicidio asistido o la eutanasia.
  • Evitar las medidas artificiales innecesarias.
  • Controlar el dolor y el sufrimiento emocional.
  • Permitirse el desarrollo de la espiritualidad y las manifestaciones religiosas.
  • Estar al lado de la familia y los amigos.
  • No ser una carga para las otras personas.
  • Ser conscientes del significado de lo que está sucediendo.

Otra de los descubrimientos es que cuando una persona comprende que le queda poco tiempo de vida decide que su prioridad es buscar la felicidad y para lograrlo es importante contar con un grupo de seres queridos que acompañen a la persona en sus últimos días. Una preciosa, humana y placentera forma de vivir y compartir el final de la vida porque se protege la capacidad de dar y recibir amor y ser feliz hasta ese final.

Una última pregunta, para la que tengo respuesta ¿le tengo miedo a la muerte?

Sí, si escucho profundamente en mi interior tengo miedo a morir, pero he decidido aprender a vivir mientras la muerte no llegue y sé  que una vida consciente tiene muchas más posibilidades de ser una vida vivida. A por ello!

Gemma Segura Virella


 

6 Comentarios

  1. Creo que es necesario aprender a vivir sanamente o bien aprender a conocerte para saber cómo debes vivir para estar en plenitud y no esperar a la muerte para re descubrirte.
    Interesante contenido.

    Responder
  2. Parece que el enfrentamiento cara a cara con la muerte te hace enfrentarte también con la vida. Es curiosa esta dualidad. ¿Aceptar la muerte para disfrutar de la vida? Pues quizá sea una de las vías. Pero el asunto es que no todos tenemos experiencias cercanas a la muerte que nos sirvan de acicate para la reacción frente a la vida.

    Responder
    • Si, también me parece que es una de las vías, porque cuando descubres que una de ellas llegará, tomas conciencia del regalo que representa la otra. Responder a la vida en vez de reaccionar a la muerte 😉
      Abrazos y gracias amigo!

      Responder
  3. El truco está en disfrutar de lo que hacemos porque en todo segundo vivimos. Por otra parte, todos los días dejamos atrás quienes hemos sido y con ello renacemos. Las reflexiones son demasiada profundas, dan para mucho que hablar, compartir y varias sesiones. Porque sentir vivir y verte morir cada día que ya pasó, da para varios contenidos.

    Responder
    • Gracias Julia. Comparto que las reflexiones, a partir de lo que propone Jadad son profundas. Dan para una tertulia entre “magas y magos” 😉
      Lo de que la vida y la muerte da para varios contenidos, me lo apunto!
      Abrazos amiga.

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Últimos Posts

Un paseo por la vida

Vivimos dirigidos por una serie de pensamientos, conductas y reacciones emocionales memorizados (temor, culpabilidad, falta de autoestima, enfado,...

Pin It on Pinterest

Share This