El arnés espiritual

j

Por Gemma Segura

25 de mayo de 2016

Cuando algo nos paraliza en la vida cotidiana porque no podemos ver la solución al momento, tal vez deberíamos seguir el consejo de un instructor de escalada (me lo contó una amiga): dar el primer paso y confiar en que mi nueva posición me revelará un camino que antes no podía ver. “¿Qué pasa si no encuentro nada de dónde agarrarme?” “Siéntate en el arnés y vuelve a intentarlo.”

En mi vida cotidiana el arnés no es físico. Es algo totalmente inmaterial. He descubierto que para sentirme serena y segura, necesito confiar en un sistema de seguridad al que yo llamo espiritual. No son más que un conjunto de valores, objetivos, pensamientos y comportamientos que serenan mi mente incluso ante las situaciones más desafiantes. Sea cual sea el problema, tengo que hacerlo consciente. ¡Qué fácil parece así! Percibo que esta conciencia es la base del éxito más allá del éxito.

Lo mismo que aconsejo a cualquier empresa, proyecto o colectivo. Sea cual sea el proyecto, hay que hacerlo consciente. El éxito de cualquier proyecto o empresa, más allá del éxito, se orienta a los valores esenciales, dejando de lado los conceptos superficiales; hay que orientarlo a los objetivos incondicionales por encima de las metas condicionadas, hay que orientarlo a la integridad del proceso en lugar del logro de resultados. Si bien el éxito no está garantizado, podemos participar del juego expresando plenamente nuestros valores. Cualquiera que sea el resultado podemos demostrar cualidades admirables: honestidad, coraje, respeto, decisión y sabiduría para enfrentar los desafíos.

Cuando actuamos en alineamiento con nuestros valores más elevados nos invade una sensación de paz interior. Aunque no logremos el éxito, sentiremos el orgullo de haber mostrado un comportamiento auténtico. Tal vez tengamos que tolerar la tristeza y la desilusión de la derrota, y las consecuencias del fracaso, pero lo haremos con aplomo. Cuando logramos el éxito más allá del éxito, estas derrotas no son más que leves ondulaciones en el gran lago de la autoconfianza.

Una sólida confianza no depende de resultados exitosos. Cualquier iniciativa implica un riesgo, hay miles de factores que no podemos controlar, capaces de hacer fracasar incluso los planes mejor diseñados. Una confianza inquebrantable se funda en el éxito más allá del éxito, en la expresión de nuestros valores más profundos aun al enfrentar las circunstancias más difíciles. Una filosofía del éxito más allá del éxito (lo que yo denomino la conciencia del éxito) nos permite afrontar riesgos que sin ella nos desalentarían; nos ofrece la seguridad de saber que hemos hecho nuestro máximo esfuerzo, y que aun cuando nuestras acciones no fueron suficientes para lograr el resultado deseado son suficientes para conservar la dignidad y la autoestima. Esa seguridad, incluso ante el riesgo, nos permite disfrutar la vida en plenitud. Quien se libera de la preocupación por el resultado y actúa de acuerdo con sus valores más elevados puede apoyarse en su integridad incondicional, dice Bhagavad Gita.

En el Bhagavad Gita, Krishna le enseña a Arjuna a entrar en combate para lograr el éxito más allá del éxito. En el lenguaje de la psicología moderna, Krishna le enseña a su discípulo a actuar en estado de “flujo” y convertir cualquier situación, incluso si implica un conflicto, en una experiencia óptima. En su primera instrucción está la clave del éxito más allá del éxito: despreocuparse del resultado y actuar de acuerdo con la propia naturaleza o virtud. “Cumple tu deber con la mayor dedicación, oh, Arjuna, concéntrate en la Verdad, abandona la preocupación y el apego por los resultados, y conserva la calma en el éxito y en el fracaso. La ecuanimidad de la mente es el karma yoga. Trata del mismo modo el placer y el dolor, la victoria y la derrota, la ganancia y la pérdida, compromete todo tu ser en la tarea. Si actúas de este modo, lograrás la salvación.” Esta es la paz fundamental de la mente, el arnés inmaterial que convierte cualquier situación peligrosa en un noble desafío.

Para alcanzar la liberación es necesario que abandonemos el apego por los resultados y hagamos de cada acción una ofrenda a los valores más elevados.

En sánscrito Namaste significa “me inclino ante ti”. Es más que una expresión de cortesía, porque hay en ella una profunda conciencia del otro. Namaste también puede traducirse como “saludo a la Luz Divina que brilla en ti”. Cuanto más pronunciamos este saludo, más lo valoramos. Advertimos que nos inspira a actuar con benevolencia y compasión. Es difícil ser cruel con una persona después de haberse inclinado ante ella, teniendo siempre presente que es divina. No hace falta que digamos “Nameste”, cuando decimos “Hola” podemos pensar igualmente “saludo a la Luz Divina que brilla en ti”.

Feliz semana y Namesté.

Gemma Segura Virella


 

10 Comentarios

  1. Que alegría y paz genera un post con semejante contenido de profundidad y sencillez al mismo tiempo. Gracias Gemma por compartir estas reflexiones. Espero conocerte en julio.

    Un abrazo

    José Vicente

    Responder
    • Muchas gracias José Vicente! Muchas gracias por tus bonitas palabras y me alegro que hayas conectado con la Paz y la Alegría, que mejores emociones para el alma, verdad?
      Nos vemos en julio en persona y será un placer compartir espacio y tiempo.
      Un fuerte abrazo y hasta pronto,
      Gemma

      Responder
  2. Y una vez más utilizo mi frase preferida para resumir tu lectura: Yo nunca pierdo, o gano o aprendo!! Este es mi arnés espiritual, sacar lo mejor de cada proyecto, cada situación, cada momento… obviar los resultados finales y quedarme con cada piedra y florecilla del camino… y a otra cosa mariposa!! Me esperan mil experiencias más que vivir, siempre acompañada de mi EQUIPO V: Honestidad + Conciencia + Respeto + Libertad + Tolerancia + Generosidad + Cooperación + Reconocimiento + Lealtad + Justicia + AMOR.

    Namasté querida Gemma!! ❤️

    Responder
    • Blythe, Me apunto a todas esas virtudes de tu EQUIPO V, me parecen imprescindibles todas ellas y siempre desde el AMOR.
      Gracias por esta gran aportación. Abrazos y Namasté amiga!

      Responder
  3. Desde el desapego, cualquier resultado es un éxito más allá del éxito. Entiendo ese arnés inmaterial que planteas, como el propósito que guía nuestros pasos; el porqué que te invita a avanzar un paso más, aun a riesgo de tropezar. Si caminamos sobre valores sólidos, la caída se amortigua con ese arnés del que hoy nos hablas y se transforma en un impulso para seguir adelante. Gracias, Gemma.

    Responder
    • Que gran invento el desapego ?verdad Eva?
      Más que un propósito es un estado de conciencia que determina la percepción y el conocimiento del mundo personal y del que me rodea.
      Muchas gracias por tu reflexión y un fuerte abrazo. ¡Namaste Eva!

      Responder
  4. El artículo me ha recordado aquel vídeo que nos recomendaste sobre el éxito de las empresas a la hora de anunciarse, donde por encima del qué hago y cómo lo hago, el porqué lo hago despierta en el subscriptor una empatia automática.
    En tu artículo ahondas en la empatia con uno mismo lograda a través de ese anclaje.
    En el sector de las ventas, donde cada dia te enfrentas a 9 fracasos por cada éxito que consigues, es fundamental tener claros los porqués para no caer en la apatía, la desazón y el desánimo.

    Un abrazo

    Responder
    • ¡El vídeo de mi gran “amigo” Sinek! “La gente compra el por qué y no el qué o el cómo”.
      Los 9 “fracasos” se pueden trasladar a la vida en general, pero si tienes al por qué anclarlos, todo es más fácil y más fluido.
      Gracias Alvaro y otro abrazo de vuelta.

      Responder
  5. Lo que me gusta de este post es, no tanto el planteamiento en sí mismo (que también), sino que lo haces desde un arnés que transmite calma y paz.
    Namaste, Gemma.

    Responder
    • ¡Que bonito lo que dices Sonia! Mil gracias y Namaste querida colega.
      Me has recordado, con tus palabras, la película Avatar y el precioso saludo de los Na’vi “Te veo”, que simboliza una declaración de principios preciosa: “Te respeto, te saludo, te honro, te reconozco, te recibo, me conecto contigo”. Espectacular.

      Sólo esa grandeza en el reconocimiento de uno mismo y del otro nos permite elevarnos por encima de nuestros “problemas”, para conectar con una perspectiva más amplia y desde allí tomar nuetras propias decisiones conectados a nuestro verdadero ser.

      Abrazos!

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Últimos Posts

Un paseo por la vida

Vivimos dirigidos por una serie de pensamientos, conductas y reacciones emocionales memorizados (temor, culpabilidad, falta de autoestima, enfado,...

Pin It on Pinterest

Share This