¡Si, lo admito, Mi vida está llena de polaridades!
Amor-límites, libertad-seguridad, riesgo-confianza, alegría-tristeza, luces-sombras, apego-distancia, pereza-determinación, acción-indecisión, trabajo-diversión, … Incluso para vivir en presente necesito conciliar en mi mente mi pasado y mi futuro. Mi vida está llena de pura dualidad y los extremos que forman esos estados representa una fuerza a través de la cual se manifiesta la polaridad. Al final he aceptado que necesito esas propiedades opuestas para poder vivir y cumplir mis sueños. Porque cada polo es en realidad una atracción, una tendencia, una preferencia hacia algo en particular.
Os confieso este secreto porque tengo la certeza que los conflictos se generan en nuestra conciencia por la tensión que nos genera el tener que elegir, siempre, entre dos polaridades. Cada decisión deja de lado otra y muchas veces lo vivimos como un sacrificio que lleva a la ansiedad. ¿El antídoto? Aceptar las dos polaridades sin rechazar ninguna, sin sentir que nos falta algo o que estaremos incompletos sin lo otro.
Todos tenemos lo que yo llamo una matriz personal, un tipo de vibración que nos acerca o nos aleja de los estados de felicidad. Nuestra realidad siempre tiende a buscar armonía con nuestro estado de conciencia, por ello si la realidad que vivimos no nos encaja, debemos cambiar los patrones de conducta que se repiten y que configuran esa matriz personal.
A mi me ayuda, para conseguirlo, aceptar y equilibrar esa tensión que me generan los polos opuestos, esas polaridades que os contaba al principio, en el deseo de encontrar la unidad. Esa aceptación crea al final un estado de resonancia nuevo que me permite nuevas miradas internas y externas para poderlas integrar. Si descarto una polaridad estoy, en realidad, imposibilitando la polaridad, porque el fondo contiene a la forma y la forma es parte del fondo.
La última parte de mi confesión semanal se llama Amor. Solo es posible la verdadera transmutación de la polaridad si dejamos entrar, en ese espacio vació que une ambos opuestos, al amor. Él es el único capaz de inundar, integrar y eliminar los imposibles. Y para ello, me acompañan la energía y la voluntad para no quedarme estancada y aceptar que estoy viviendo esa situación bipolar y experimentando la tensión que me genera. ¿Fácil? Para nada y me quedo enganchada en algunos momentos, pero es posible!
Un día me contaron que la polaridad es una creación del ego, el otro polo de la unidad, donde todo y nada se funden. Con los años descubrí que es imprescindible abrazar los dos estados, el de vació y el de plenitud para poder dar espacio al equilibrio, ese punto donde se intercala el balance para trabajar juntos en un propósito mayor.
¿Fácil? Para nada, ¡pero es posible!
Gemma Segura Virella
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