¿Por qué deseamos aquello que no tenemos?

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Por Gemma Segura

7 de octubre de 2015

Dice Eduardo Punset que “hay vida antes de la muerte; disfrútala”. ¿Y qué es lo que no nos lo permite? La lista podría ser demasiado larga, pero una de esas cosas sería la no aceptación.

Una de las fuentes de mayor sufrimiento es el querer que la realidad sea distinta a lo que es. En un post anterior os hablé de ello. ¿Por qué siempre deseamos aquello que no tenemos? Tenemos miles de pruebas que la insatisfacción es lo que lleva al cambio, a la innovación, a la transformación. Pero cuando esa satisfacción se convierte en un estado permanente, entonces deja de ser positivo.

Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento. Sufrimos porque no aceptamos lo que nos va ocurriendo a lo largo de la vida y porque nuestro ego nos hace creer que podemos cambiar la realidad externa para adecuarla a nuestros propios deseos, aspiraciones o expectativas. Pero lo único que podemos cambiar es la interpretación que hacemos de los acontecimientos, comprendiendo y conociendo cómo funciona nuestra mente.

Demasiadas personas viven instaladas en la queja constante, molestando a su entorno y a sí mismos, incapaces de buscar alternativas para la realidad que han decidido vivir. Personas que experimentan estados de insatisfacción permanente a causa de la enorme distancia entre sus ilusiones y lo que interpretan de su propia realidad.

Cuando nuestras ilusiones están tan alejadas de la visión de la realidad, es imposible encontrar la paz, la serenidad y el bienestar interior. El error es creer que ese “algo mejor” nos llegará desde fuera, cuando en realidad todo lo mejor está dentro nuestro.

La felicidad no depende de que cambien las situaciones que vivimos. La felicidad depende de cambiar la forma en qué vivimos la realidad.

Ante cualquier situación de perturbación, malestar o infelicidad, lo mejor es hacerse la siguiente pregunta ¿qué es lo que no estoy aceptando? La respuesta nos hará comprender que la limitación que ha originado nuestras desagradables reacciones están en nuestra mente y no en ninguna otra parte. Cuando descubrimos la verdad que encierra esta afirmación, comprendemos que hemos venido a este mundo a aprender a ser felices por nosotros mismos, a aceptar y amar a los demás y las circunstancias tal como son. Y, personalmente, es a lo que le llamo camino espiritual.

Dijo Reinhold Nieburh:

“Concédeme serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que sí puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”.

Una de los mejores consejos que me han dado. Esta vida va de vivirla y de tener la valentía de cambiar aquello que podemos cambiar: a uno mismo.

PD: la fotografía es de Julia Socorro. Gracias!!! 😉


 

7 Comentarios

  1. Gracias por el interesante post y el consejo, creo que es de los que se deben recordar siempre y en especial en momentos dificiles.

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    • Gràcies a tu per la lectura i pel comentari.

      En els moments difícils, com bé dius, és quan més ens pot ajudar, però també són moments que més costa de recodar-ho! 🙂

      Una forta abraçada i ens seguim!

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  2. Gran verdad !!! Y gran consejo

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  3. Vale, ahora sí hablamos de lo mismo. 🙂

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  4. Sonia,
    Creo que estamos totalmente de acuerdo! Luchar por la superación, por nuestros sueños, nuestros retos y nuestros deseos hay que hacerlo siempre, siempre, siempre. Nunca tenemos que resignarnos (un palabro que ni me gusta ni utilizo). Lo que intentaba explicar es que hay que aceptar que solo podemos luchar por lo que depende de nosotros, por aquello que forma parte de uno mismo. Y a eso no hay que renunciar nunca. Pero hay que aceptar que a veces aparecen piedras en el camino y entonces no sirve de nada quejarnos (mantenernos en la queja). Lo que hay que hacer es saltar la piedra y buscar nuevas formas de seguir el camino. Las piedras están, pero hay que aceptarlas y cambiar la forma en la que nos relacionamos con ellas.
    Así que creo que apostamos por lo mismo!
    Abrazos y gracias por comentar!

    Gemma

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  5. Me parece bien que no debemos instalarnos en la queja constante pero, parece que lanzas un mensaje de resignación ante lo que “el destino” te depara.
    Me refiero a ¿dónde quedó aquella lucha por lo que deseas, por la superación, por aspirar a aquello que, aunque no tienes, sabes que puedes alcanzar y que ello te haría una persona más rica (siempre por dentro)?
    Imagino que me responderás que lo ideal es tener una dosis equilibrada 🙂
    De qualquier modo, estoy de acuerdo en que debemos aprender a reinterpretar nuestra situación personal para que nos resulte frustrante, paralizante. Pero sin acomodarnos en la zona de confort, ¿vale? 😉

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