Mente abierta, mente de principiante

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Por Gemma Segura

15 de julio de 2015

Ojala, en este instante lo siento, fuera alguien que pudiese ver esto como si no tuviese con ello más relación que el verlo: ¡contemplarlo como si fuera el viajero adulto llegado hoy a la superficie de la vida! No haber aprendido, del nacimiento en adelante, a dar sentidos dados a las cosas, poder verlas con la expresión que tienen separadamente de la expresión que les ha sido impuesta. Pessoa, 1987.

Me sirve el maravilloso texto de Pessoa para reflexionar y compartir la importancia, en nuestro crecimiento personal y colectivo, de vivir con mente de principiante. Como dice Shunryu Suzuki en su libro Mente Zen, Mente de Principiante: “En la mente del principiante hay muchas posibilidades, pero en la del experto hay muy pocas.”

Una mente de principiante es aquella que nos evita tener pensamientos acerca de nuestros logros y de nuestros errores, porque es a partir de ese momento cuando podemos comenzar a aprender de verdad. Significa estar presente y experimentarlo todo como si fuera nuevo, como si estuvieras en el mundo por primera vez. De este modo, te das cuenta de lo mucho que hay por descubrir, aunque hayas vivido situaciones parecidas antes. Te das cuenta de que, aunque estés en la misma situación o con la misma persona, muchas veces, lo que experimentas en el ahora es nuevo y único.

Con este mismo enfoque, Saadat A. Khan sugiere que la “mente de principiante encarna las más altas cualidades emocionales, tales como el entusiasmo, la creatividad, y el optimismo. Si el lector reflexiona brevemente sobre los opuestos de estas cualidades, es claro ver que la calidad de vida requiere vivir con la mente del principiante. Con la mente de principiante, no es limitado de una riqueza infinita”.

La Mente del Principiante es una de las actitudes que trabajamos en Mindfulness. Para vivir la riqueza del momento presente se promueve la actitud mental de estar dispuesto a percibir, ver y vivir las cosas, las situaciones y las experiencias como si fueran la primera vez y, al mismo tiempo, mantenerse abierto a nuevas potencialidades.

Cuando meditamos nos ponemos en la situación hipotética de aquel que vería las cosas por primera vez. Procuramos que nuestros recuerdos e impresiones del pasado no nos impidan la visión completa de lo que tenemos ante los ojos y lo observamos con la curiosidad de un investigador,

Se trata de liberarnos de esta impresión que ha sido impuesta, que es el resultado de la experiencia y ha quedado impresa en la memoria. Es la disolución de las influencias del aprendizaje previo sobre la sensación del presente. La conciencia plena nos debe llevar a estar abiertos a la novedad, llenos de curiosidad y de respeto por la realidad que se nos revela.

Una de las mejores habilidades para la mente de principiante es la presencia. En realidad la presencia es básica para casi todo en la vida. Cuando estamos presentes estamos conectados con nosotros mismos y con el resto del mundo y podemos, así, sentirlo todo de forma más consciente e intensa.

El momento presente encierra un verdadero tesoro de plenitud, alegría y paz. No pierdas nunca la mirada de ese niño interior que todos tenemos, ávido de aprender y descubrir cosas de las que antes no nos habíamos dado cuenta.


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  1. Lo que se acepta se transforma | Gemma Segura - […] una semana escribía sobre la mente del principiante y hace unos meses sobre la escucha profunda. Hoy me apetece hacerlo…

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